De acuerdo con la investigación, la influencia de la autoestima en la percepción del estrés y el afrontamiento en niños de edad escolar, las personas con diferentes niveles de autoestima, incluidos niños, se comportan diferente.
Según los modelos propuestos que relacionan estrés y resistencia, la autoestima es una pieza importante para disminuirlos. Se ha identificado que una alta autoestima se relaciona con una alta sensación de confianza y control en la vida. Por otro lado, una baja autoestima suele estar acompañada de una actitud llena de dudas, conducta defensiva y miedo.
Investigadores como Rutter —primer profesor de psiquiatría infantil en Reino Unido—, e investigadores de la niñez en general, consideran importante:
1. Mantener ciertos reconocimientos con tu hijo. Cada niño es diferente y particular, por lo tanto, también su percepción del contexto y su relación.
2. Todo niño puede percibir malestar debido a estímulos diferentes. Lo que para uno es estresante para otro no lo es. Como padres debemos entender y dar validez a lo que nuestro hijo siente y experimenta. Es tan real como lo que sentimos nosotros. Si aceptás la realidad que está viviendo tu hijo y la validás, estarás dando el primer paso para acompañarlo a fortalecer su autoestima. Se sentirá comprendido y no estará solo.
3. Sentirse capaz incrementa la autoestima. Además de reconocer y validar sus sentimientos y percepciones, podés acompañarlo y permitirle expresarse, ayudalo a empoderarse. Cuando lográs que tu hijo vea que es capaz de realizar diferentes tareas, solucionar problemas o relacionarse, estás incrementando su autoestima. La experiencia de ser capaz de resolver algún problema modifica de manera positiva su auto concepto.
Por otro lado, Rothbaum, profesora de psiquiatría y vicepresidenta de investigación de la Universidad Emory, en un estudio propone tres caminos para mejorar la autoestima enfocados en fortalecer las habilidades de cómo nuestros hijos afrontan una situación.
- La primera son las respuestas de afrontamiento directo. Esto significa que debes enseñarle a tu hijo a realizar intentos por cambiar las situaciones que le afecten. Un ejemplo sería estudiar por voluntad propia para sacar mejores notas. Debes motivar a tu hijo a descubrir qué acciones debe hacer para mejorar las situaciones que lo estén afectando. Motívalo a que lo intente.
- La segunda son las respuestas de afrontamiento de control indirecto. Esto significa que debes ayudarlo a ampliar su rango de opciones. Por lo general tu hijo puede conformarse con una situación o acudir a una persona para que le ayude a resolver la dificultad. La idea es que le enseñes cuándo debe optar por cada una de las opciones.
- La tercera es el afrontamiento de abandono de control. Esto significa que hay situaciones que nuestros hijos pueden percibir como incontrolables. Por lo que suelen responder a estas con frustración, enojo o evasión. Permítele que exprese su malestar y acompáñalo a aprender sobre la aceptación, paciencia y que está bien pedir ayuda.
Los niños con baja autoestima suelen enfocarse en las cosas negativas de las situaciones y de sí mismos. Ayudalos a cambiar su atención hacia lo positivo. Con la práctica, esto se hará un hábito muy saludable.